Ser voluntaria

Ser voluntaria es un privilegio de vida

Nunca pensé construir una casa con mis propias manos, tampoco dar clases a monjes tibetanos, hacer reencuentros familiares con inmigrantes en EU, ser mesera y preparar pizzas para una comunidad, restaurar un monumento histórico, lavar trastes de 300 personas, manejar un tractor ni lavar jaulas en un albergue con 3,000 perros. Mi profesión es Mercadotecnia, y en ninguna clase y ningún curso pude aprender tanto como lo he hecho en el voluntariado. Ser voluntaria es una experiencia que me llena de vida y sabiduría.

¿Cómo comencé?

He tenido la oportunidad de ser voluntaria desde muy temprana edad, afortunadamente en mi familia siempre hubo esa inspiración para ayudar a los demás. Siempre he estado activa en asociaciones, organizaciones, en las empresas donde he trabajado y en mi comunidad. Con el paso de los años me di cuenta de que era algo que me llenaba mucho y que no lo había encontrado en otro lugar. Así que un día tomé la decisión de vivir la experiencia de tiempo completo y comencé a viajar como voluntaria tanto en México como en el extranjero. Esto me permitió ver que sembrar una semilla trae frutos. E inició una aventura más.

Fui voluntaria en Dharamsala, India, en Learning and Ideas for Tibet (LIT), que es una organización que provee educación gratuita a tibetanos, así como un espacio para compartir ideas sobre la situación en Tíbet. Participé dando clases de conversación en inglés a monjes tibetanos.

Un día tocamos el tema del bienestar y una de las preguntas a debatir era: ¿en qué momentos sufres de estrés?, pero al inicio no me entendían el término, así que les expliqué el significado de la palabra “estrés” y entre ellos murmuraron (en tibetano) con cara de asombro y llegando a la conclusión de que ellos no tenían una palabra para definir eso, es decir, no existía en su lenguaje y que nadie había sentido eso antes, solo levantó la mano uno y dijo: “¡Ah! Creo que yo lo sentí cuando un profesor me hizo un examen, pero fue muy rápido”. El resto del grupo negó haber tenido esa sensación. Así que ahora la asombrada fui yo, ¡ja, ja! Cómo algo tan cotidiano y que vemos tan “normal” no exista en una parte del mundo.

Eso es parte de la experiencia del voluntariado, te abre los ojos a nuevas formas de pensar y otras posibilidades. Por supuesto a salir de la rutina, a hacer cosas diferentes. Aunque existen diferentes tipos de motivaciones que alientan a ser voluntario, como las clasifica el cuestionario de Volunteer Function Inventory (VFI): Valores, Interés por la Comunidad, Conocimiento, Defensa del Yo y Mejora de la Estima, de acuerdo a un estudio realizado por la Universidad Complutense de Madrid, también se pueden agregar motivaciones como Disfrutar, Religiosidad y Construcción de equipo.

Cada quién tiene un propósito distinto y, al vivirlo como en mi caso, ha cambiado según la etapa de la vida. Me siento muy privilegiada por vivir y compartir esta experiencia. Y digo que es un privilegio porque ser voluntario implica tiempo y dedicación, que en las ciudades es lo que más falta hace. Tener un espacio también resulta desafiante.

Ser voluntaria me cambió la vida

En mi experiencia ha sido realmente fascinante participar en proyectos diferentes a mi área profesional. Eso me ha permitido ir más allá y fortalecer mis conocimientos. Incluso, he podido incrementar mi creatividad al tener una visión más amplia del mundo. Por supuesto que cada quien en su área de conocimiento podrá aportar mucho, eso es muy válido, pero si tienes la opción de elegir y salir de la cotidianidad por unos momentos será muy enriquecedor para las partes. Tú aprenderás y el proyecto recibirá el apoyo.

Es muy gratificante ver los resultados de un voluntariado. A veces puede llevar tiempo o puede ser instantáneo. En alguna ocasión organizamos entre un grupo de amigos voluntarios una brigada para recolectar basura y fue muy grato ver cómo personas que iban pasando se sumaban también a la iniciativa. Es contagioso y muy positivo actuar sin recibir “nada” a cambio. El pago es que se repartan esas semillas y logremos sumar más y más manos.

Así también participé en una iniciativa para restaurar un monumento histórico: el Acueducto de la comunidad de El Hospital en Cuautla, Morelos. Este proyecto inició a través de una asociación de voluntariado (AMVIAC) donde inicialmente sólo participaban voluntarios, pero se fueron sumando distintos sectores que creyeron en el valor histórico de la estructura. Se sumaron más de 30 instituciones / empresas / asociaciones de México y el extranjero (Francia, principalmente). Lo interesante de esto es que el sector público, privado, la comunidad y la sociedad civil trabajaron por un mismo objetivo, todos de manera voluntaria. Es un gran privilegio unir distintos mundos por una causa en común.

Cambio vs. Respeto

Muchos vamos con el sueño de ayudar y cambiar al mundo. Siendo voluntaria(o) posiblemente logres hacerlo en cierta medida, aunque hay una delgada línea que debemos considerar, sobre todo en voluntariados con comunidades, y es no intentar cambiar el lugar a donde vamos, en el sentido de respetar sus usos y costumbres. No porque algo funciona en tu ciudad significa que funcionará en otro lado, así que debemos hacer el esfuerzo por conocer cómo es la cultura antes de cualquier propuesta de cambio. Debemos ser empáticos, además, muchas veces quiénes debemos cambiar somos nosotros porque hay mucho que aprender en los sitios a donde vamos.

Recuerda también que todo buen resultado lleva su tiempo y no lo verás de la noche a la mañana. He conocido personas que se frustran y quieren cambiar situaciones de inmediato. Es un error hacer creer a otros que su realidad de vida es la única. Un voluntario debe estar consciente de su posición y su papel dentro del proyecto.

Así que, si aún no has sido vivido la experiencia de un voluntariado, te invito a que busques tu motivación. Encuentra un proyecto a tu medida para hacer sinergia con él. Notarás el valor real de un voluntario. Para lograrlo hay muchas opciones: presencial, corporativo, internacional y hasta en línea. Si quieres conocer otra cultura, viaja como voluntario. Hay distintas asociaciones en México que te pueden conectar con otras en el mundo: Workaway, Worldpackers, Woof y Helpx. Muchas de ellas te apoyan con hospedaje y comida.

Por otro lado, quizá en la empresa donde trabajas tienen programas de voluntariado corporativo a los que te puedes integrar con facilidad. Te invito a que investigues cuáles son las asociaciones más cercanas o las que más resuenan contigo. En tu colonia o comunidad quizá hay proyectos que busquen voluntarios. O tal vez puedas iniciar un grupo tú mismo al detectar una necesidad, créeme que no te arrepentirás.

Cada 5 de diciembre se conmemora el Día Internacional de los Voluntarios. Es un día promulgado por las Naciones Unidas para reconocer y promover el voluntariado en todo el mundo. Celébralo tú también. Date el momento de vivir una nueva experiencia, de conocer nuevas personas y culturas, de sonreír, de aprender algo nuevo, de crear lazos. De poner a prueba tus capacidades, de disfrutar, de mejorar tu autoestima y generosidad, de tener una mejor visión en tu profesión, de expandir tu creatividad. De ser voluntario.

#ActuemosJuntosYa

Karla Dorene Rodríguez Esquivel

Karla Dorene Rodríguez Esquivel es Licenciada en Mercadotecnia con Maestría en Responsabilidad Social y Danzaterapeuta. Tiene experiencia en el ámbito corporativo por más de 10 años desarrollando campañas de producto y programas de lealtad en el sector educativo y bancario. En los últimos años, ha dado un giro para trabajar con el tercer sector coordinando programas de voluntariado tanto en México como en el extranjero. Ha participado en más de 60 proyectos. Además, es fundadora y facilitadora de danzaterapia en Dansana, con el objetivo de mejorar el enfoque de bienestar en grupos y empresas.